Estamos acostumbrados a ver los efectos finales de la enfermedad de Alzheimer en las personas que lo padecen, pero no sabemos tanto sobre cómo empieza. Sí conocemos, gracias a la labor divulgadora de entidades como la CEAFA (la Confederación Española de Alzheimer), que este mal ya va generando daños microscópicos cerebrales con entre diez y veinte años de antelación al momento en el que aparecen los primeros síntomas.
Una de las razones que convierten al Alzheimer en un gran problema para toda la humanidad tiene que ver con su aparición abrupta en forma de síntomas. La enfermedad puede estar generando problemas cognitivos relacionados con la memoria, el razonamiento o el lenguaje, pero aún puede pasar mucho tiempo –incluso varios años- antes de ser diagnosticada de forma clínica.
¿Cuáles son los síntomas que deben encender la alarma entre los familiares de una persona que pueda padecer Alzheimer? Pues, por un lado, se encuentra lo relacionado con fallos de memoria, de manera que el paciente puede tener despistes frecuentes o repetir en varias ocasiones la misma pregunta. Por otro lado, hay que prestar atención a los problemas psicológicos en forma de síntomas depresivos que presenten las personas mayores de 60 años que no habían manifestado previamente problemas de este tipo.
De forma más concreta, la Alzheimer’s Association ha creado una lista de diez señales de advertencia de la enfermedad de Alzheimer y otros tipos de demencia. Entre ellas figuran las siguientes: olvidar información recién aprendida, tener dificultad para seguir una receta conocida o manejar las cuentas mensuales, olvidar a veces dónde se está y cómo se ha llegado allí, problemas para seguir o participar en una conversación, colocar cosas fuera de su lugar, o perder la iniciativa para disfrutar de pasatiempos, actividades sociales, proyectos en el trabajo o deportes. Ante cualquiera de estos síntomas, es recomendable consultar al médico.
Otra forma de medir de forma objetiva si tenemos razones para preocuparnos en torno a la posible aparición de la enfermedad en un ser querido es emplear el test de Pfeiffer. Se trata de un cuestionario con diez preguntas. En función de si la persona en concreto sabe leer escribir o no, a partir de sus respuestas se establece una puntuación con la que se puede establecer la sospecha de que exista un verdadero deterioro cognitivo. Ese test está incluido en la app ‘Indicadores Dependencia’, una aplicación de descarga gratuita. La puedes descargar aquí si eres usuario de Android y aquí si empleas el sistema iOs.
Diferentes maneras de llegar a una misma conclusión: la necesidad de realizar pruebas neuropsicológicas o de recurrir al seguimiento de médicos especialistas expertos en demencias que puedan conseguir un diagnóstico precoz de la enfermedad y empezar a combatir el Alzheimer.
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