Todos queremos que la atención que reciben las personas que requieren de un Servicio de Ayuda a Domicilio (SAD) no se limite simplemente a cumplir el expediente. Aspiramos a que nosotros mismos, o nuestros seres queridos, seamos atendidos siguiendo los patrones propios de un servicio de calidad. El problema está en cómo demostrarlo, porque no se trata sólo de que el usuario esté contento, sino de que la empresa u organismo que se disponga a ese compromiso funcione siguiendo unos criterios objetivos que permitan acreditar la calidad de unos determinados procedimientos de trabajo.
Con ese fin, existe la ISO 9001, la norma más reconocida a nivel internacional para los sistemas de gestión de la calidad (SGC). Se puede aplicar a cualquier organización, sin que importe su tamaño o su ubicación geográfica, y se centra en los procesos y en la satisfacción del cliente. Estos dos últimos conceptos permiten que pueda servir para certificar tanto a proveedores de servicios como a fabricantes.
Esa universalidad de la ISO 9001 le ha permitido superar ya el millón de certificaciones por todo el planeta. Sin embargo, en un sector tan concreto como el de la Ayuda a Domicilio, para valorar la calidad real de un servicio hace falta algo más. Y es ahí donde nos encontramos con la norma UNE 158301, que especifica los requisitos mínimos que debe cumplir una cualquier organización para prestar el SAD.
El objetivo principal de esta UNE es generar unas directrices que garanticen que los usuarios reciben un servicio de calidad, pero también avalar para las empresas que lo prestan el cumplimiento de las condiciones necesarias para su validación ante las diferentes administraciones. La 158301 puede integrarse en un sistema de gestión ISO 9001 o implantarse de manera independiente. Además, teniendo en cuenta que los organismos públicos suelen ofrecer a las personas mayores un cuidado de calidad en su propio domicilio antes de ingresarlas en centro residencial, la implantación de los requisitos de la UNE 158301 se convierte en una herramienta clave para las entidades que se dedican a estos servicios y un negocio con un potencial considerable.
¿Cómo se comprueba que esta norma realmente se cumple? Con los indicadores UNE específicos del Servicio de Ayuda Domiciliaria. Estos miden diferentes ámbitos del SAD, desde las reuniones de coordinación individual que se han mantenido con los profesionales de atención directa al tiempo medio de respuesta desde que se comunica un alta, hasta que esta es efectiva. También es posible contar a las personas que causan baja en el servicio por insatisfacción, el número de coordinadores de gestión y técnicos, o el índice de rotación de los trabajadores de atención al paciente como de limpieza, de manera que se puede comprobar fácilmente el total de cambios de contrato en un determinado periodo.
Con todos estos indicadores, se puede obtener una imagen bastante ajustada a la real sobre la verdadera calidad de un SAD. Ahora bien, ¿cómo lo puede aplicar una empresa de manera fácil y fiable? Es ahí donde entra Gesad, el sistema más implantado en España para la planificación, coordinación y atención del SAD, que cuenta con hasta 16 indicadores de calidad UNE específicos del Servicio de Ayuda Domiciliaria para evaluar cómo se lleva a cabo la prestación del servicio en el marco de la UNE 158301.
Pero no sólo eso. Si volvemos a la ISO 9001, Gesad dispone de un módulo de calidad orientado a establecer el procedimiento de trabajo para su cumplimiento, y este se encuentra presente en todas las funcionalidades de la aplicación. Así, es válido no sólo para el registro de la información, sino para poder actuar, o no, en base a los requisitos establecidos por esta norma. Bien lo saben, por ejemplo, en la empresa Goxara, cliente de Gesad, que presta el servicio en la localidad guipuzcoana de Zumárraga, y que ha obtenido recientemente dos certificados de Aenor. Este cliente de Gesad es una muestra real más de cómo se puede ofrecer un servicio de verdadera calidad al usuario.
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