Recientemente estuvimos en Valencia dando una conferencia a través de AERTE sobre la necesidad de las empresas de SAD de renovarse tecnológicamente. Es evidente que el sistema está sufriendo un cambio y es por ello que hay que dotar de mayor calidad al usuario como de servicio al familiar o cuidador que se va a hace cargo del pago cuando las bonificaciones menguan.
Buscando que se está haciendo en otras partes del mundo para comparar nuestro nivel de desarrollo nos llevamos la sorpresa que en países como en Estados Unidos, Alemania, Canadá, etc se trabaja en una vía muy distinta a la que se lleva aquí en España, donde únicamente valoramos el servicio realizado al usuario según la planificación prevista y dejamos de lado la posibilidad de trabajar en aspectos como la prevención de enfermedades mentales, el seguimiento de la degeneración cognitiva, etc
Estos son los casos, por ejemplo, de la empresa LivHome que ofrece un grupo global de servicios entorno al usuario que hacen de su mejora el centro. Se puede ver como valoran y vigilan la nutrición, la salud mental, medicación, etc.
Otro caso es la empresa Brightstar, que aparte de servicios similares a la anterior, ofrece un portal para que tanto familiares como auxiliares puedan mantenerse en contacto y trabajar en conjunto en la mejora de la calidad de vida de la persona con dependencia.
Más allá va la empresa alemana Care-o-Bot que indican que el futuro de la atención domiciliara pasa de mano de las personas a los robots. ¿Dejarías a tu abuelo en manos de esta máquina?
Esto son sólo unos ejemplos, alguno un pelín precursor, pero hay muchos más. Por supuesto todas estas empresas trabajan en el entorno privado y sus clientes pagan por sus servicios pero, la pregunta es, ¿estarían dispuestos familiares y dependientes a pagar por más y mejor servicio del que reciben hoy día?
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