Vivimos jornadas excepcionales para todos, también en el ámbito de la Ayuda a Domicilio. Días en los que se tienen cambiar planificaciones sobre la marcha y recolocar recursos según necesidades que surgen de un momento para otro. Nadie está libre de sufrir el coronavirus, ya sea en sus propias carnes o en las de un familiar cercano. Y, evidentemente, los cuidadores y auxiliares, por las características de su trabajo, están en primera línea de batalla.
Por ello, no es casualidad que un cuidador o auxiliar no pueda cumplir con todas las atenciones previstas en una determinada jornada. Pero eso no puede dejar a ningún usuario desatendido. Recientemente, hemos conocido noticias como ésta en la que, desafortunadamente, una persona mayor se había quedado sola y sin atención durante días por el positivo en coronavirus de su cuidador.
Capturar un código desde el móvil basta
Es ahí donde cobran una importancia capital los mecanismos de control de presencia. Éstos permiten realizar un seguimiento en tiempo real del trabajo de los profesionales que prestan la ayuda domiciliaria en el hogar de los usuarios. Y su funcionamiento es muy sencillo, tan intuitivo que permite que cualquier profesional pueda usarlo con facilidad. Tan solo tiene que capturar’ un código QR o NFC con un teléfono móvil. En el supuesto de que no se disponga de smartphone, tampoco hay problema. Solo hay que hacer una llamada a un número de teléfono gratuito que registra automáticamente el fichaje del servicio.
Así, en el supuesto de que se supere el tiempo de espera permitido y no haya llegado el auxiliar o el cuidador al domicilio, esa información se traslada a los coordinadores, responsables públicos del servicio y familiares de forma inmediata. Es, por tanto, una herramienta fundamental para garantizar la calidad del servicio en tiempo y forma. Sin embargo, en una situación como actual su relevancia va más allá: se convierte en un instrumento que garantiza que el servicio se sigue prestando y que nadie se queda sin asistencia.
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